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Todo lo que siempre quiso saber sobre el «sexting» y no se atrevió a preguntar

11 Dic

Cuando, navegando entre la prensa digital, te topas con un titular de la talla de: “El pene de Brett Favre podría estar en los tribunales” a uno le pica el gusanillo –aunque puede que esta sea una mala metáfora–. La verdad es que desconocemos quién es el miembro poseedor del miembro en cuestión, pero nos da igual. Queremos saber más.

Brett Favre, el hombre del pene

Al final acabas por aprender un término sexual nuevo que puede venirte bastante bien. Y si lo tuyo es la información y no el morbo por el morbo es posible que tus nuevos conocimientos te sirvan como prevención.

Reconozco haberme desilusionado un poco al enterarme de que el pene de Brett Favre no estaba en los tribunales como tal, disecadito o metido en un frasco de pepinillos, sino que lo que estaba en los tribunales eran fotos de su pene y quizá de algo más. ¿La razón? Al tipo le iba el sexting (etimológicamente sex + texting) que no es otra cosa que enviar mensajes con contenido erótico explícito a otras personas. Y resulta que la persona a la que se lo había enviado –una ex periodista y ex playmate– no se lo había pedido, y ha acabado por denunciarle entregando las pruebas del delito a la policía.

¿Es el sexting, algo malo? No tiene por qué, pero es sí muy peligroso. Porque el sexting puede servir como un aliciente para un matrimonio, como es el caso de Hilarry Duff, o como la evidencia de una infidelidad y el fin de una unión, como le pasó a Tony Parker. Y también puede ser un material perfecto para hacer un chantaje o para divulgar imágenes que dañen irremediablemente la identidad de la víctima.

Por eso, ante la duda, es mejor no practicarlo. Los expertos advierten que, cuando se envía una fotografía, se desconoce el camino que ésta puede llegar a recorrer. ¿Quién te asegura que si algún día cortas con tu pareja ésta, en un ataque de furia, no puede sacar a la luz esas imágenes íntimas? La decisión es tuya, ¿te fías?